De negro, en tenicitos y collar de cuentas, el artista (que aparte de cantarle a la desnudez, desvistió la doble moral familiar en torno a la homosexualidad en la canción “Que nadie vea”) se movió en una espectacular escenografía que integró pantallas y tecnología con elementos tan cotidianos como el semáforo, vehículos, teléfono, balcones, ropa tendida, en fin, un barrio donde no faltó un bar y la barbería El Peluco. Ver más... listin diario
sábado, 30 de mayo de 2009
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